(Foto: Carlos Ortega/EL TIEMPO) |
Contraloría advierte contaminación en aguas y riesgo, porque el mercurio permanece en peces.
08-09-2014 Por: JAVIER SILVA HERRERA, El Tiempo, Colombia
Era una emergencia anunciada, con un final cuyos alcances aún son inciertos.
Ya son 80 municipios, de 17 departamentos, los que están contaminados con mercurio, producto de la extracción ilegal de oro.
Una investigación de la Contraloría General de
la República concluye que esa contaminación avanza de forma
descontrolada, sobre todo en escenarios con complejos problemas de orden
público y desórdenes ambientales.
La situación más dramática se vive en Chocó,
como lo reveló EL TIEMPO el pasado domingo. En este departamento el 90
por ciento de la minería que se practica es ilegal y daña cuencas claves
como las de los ríos Cabí, Andagueda, San Juan y Quito.
Bolívar también vive una
situación grave. Allí se reporta contaminación en 17 lugares, como
Soplaviento, Simití, Pinillos, Santa Rosa del Sur y Arenal. Las alarmas
también están activadas en Antioquia, sobre todo en
Zaragoza, Segovia, Remedios, Amalfi y Tarazá, y, quién lo iba a creer,
esa contaminación afecta ya a los ríos Amazonas e Inírida, en Guainía.
Villamaría, Marmato y Supía (Caldas), Cartagena del Chairá (Caquetá), así como en la ruta Santander de Quilichao, Caloto, Caldono y Toribío (Cauca) registran el mismo problema con el mercurio. A todos ellos se unen Córdoba, Huila, Nariño, Putumayo, Risaralda, Santander, Sucre, Tolima y Valle del Cauca.
La Contraloría advierte que detrás de esta
contaminación se esconde una alarma para la salud pública, porque el
mercurio es altamente tóxico, no se degrada de manera natural y se está
acumulando en los peces de agua dulce.
Jorge Enrique Cruz, contralor ambiental, le
explicó a EL TIEMPO las consecuencias de los datos hallados, como el
hecho de que sobre la cuenca del río Cauca, en Bolívar, el metal ha sido
ingerido por los lugareños a través del pescado y ha provocado, en
algunos de ellos, temblores en las manos, pérdida de memoria y
disminución de su coeficiente intelectual. “Los bebés de las
mujeres embarazadas que se exponen al mercurio siempre estarán expuestos
a sufrir malformaciones”, explica la entidad.
Cruz también se mostró alarmado porque se
detectó una enorme debilidad institucional para hacer controles y medir
la incidencia de esta contaminación en la calidad de las aguas para
consumo o para servicios ambientales, ya que ninguna de las
corporaciones autónomas regionales (CAR) se encuentra acreditada por el
Ideam para el análisis de mercurio en aguas o lodos, ni se están
monitoreando las concentraciones de mercurio y cianuro en las cuencas
hidrográficas.
Tampoco hay registros o estudios oficiales que
indiquen la existencia de programas de monitoreo acerca de la
concentración de mercurio en las toneladas de sedimentos que deja la
búsqueda del metal.
¿Cuál es la zona más impactada?
Pensaría que es la zona de Zaragoza, sobre el
río Dagua. Allí encontramos fuertes daños a la dinámica del río y a sus
zonas de inundación. Un aumento muy importante en las cargas de
sedimentos (esto hace el caudal más vulnerable a inundaciones), además
de contaminación no solo con mercurio, sino con cianuro y líquidos
combustibles. También una seria afectación a obras de infraestructura,
como a las bases de los pilotes del viaducto en construcción para el
Ferrocarril del Pacífico. En Zaragoza ya hay hoy una notoria disminución
de la actividad extractiva ilegal de oro, pero estos daños ambientales
han quedado allí, sobre la flora y la fauna.
¿Qué análisis hace de Chocó?
Hemos encontrado lugares donde la comunidad se
ha opuesto a la minería, pero quedan impactos como pozos de agua
contaminada. Y surge otro problema: esa agua comienza a filtrarse en el
suelo y se desborda cuando llueve mucho. A lo que se suma el hecho de
que esos líquidos acumulados comienzan a atraer insectos, con el impacto
consecuente que esto tiene para la proliferación de enfermedades como
dengue o malaria.
¿Existen otras consecuencias asociadas a este hecho?
Desplazamientos. Hay familias que por la
influencia de los grupos armados y su interés por practicar minería
ilegal, han tenido que salir de los lugares donde habitan. No solo por
seguridad, sino porque con la maquinaria instalada y la contaminación
con estas sustancias, pierden sus fuentes de agua y deben reubicarse.
Pero además fractura la unión de las comunidades, porque el minero
ilegal o dueño de los equipos, o de un eventual título, llega en
ocasiones a sitios sagrados de los indígenas, convence a un sector de
aceptar la extracción y los enfrenta a quienes se oponen a su presencia.
¿Qué tanto peso tiene la minería legal en la contaminación con mercurio?
No podría decirle con certeza, pero sí puedo
responderle con un ejemplo, y es que dentro del paisaje cafetero,
declarado Patrimonio de la Humanidad, hay autorizados títulos mineros.
El Estado o sus instituciones no pueden permitir que esto siga
ocurriendo, ni aquí ni en otros sitios similares donde solo cabe
recreación, contemplación, en fin, muchas cosas menos la minería.
¿Cómo estos hechos de minería ilegal y
contaminación con sustancias tóxicas ocurren a la vista de todos y no
han sido denunciados?
Esa pregunta también se la hicieron los
técnicos de la Contraloría, y me la hice yo. Los atentados ocurren sobre
la vía. Son normales los drenajes, las quemas, y uno pregunta: ¿Por qué
no hacen nada? Y responden que porque eso ha estado allí durante mucho
tiempo. O se agarran de la gastada frase de que todo es culpa del
calentamiento global.
Esto muestra una inoperante respuesta de las CAR...
Una causa es la politización de estas
entidades. Pero también se debe a la falta de técnicos o profesionales
idóneos. Hemos encontrado mucha rotación de los equipos de funcionarios
dedicados a vigilar este tema, a medir la contaminación de las aguas, si
es que lo tienen establecido. Otros muchos son contratistas que no
tienen continuidad y entonces se pierde la memoria histórica.
¿Debe haber prohibiciones a la venta y comercialización del mercurio?
Por supuesto, estamos en mora de hacer esto.
Aquí queda indicado una vez más el pésimo enfoque de los gobiernos de no
hacer prevención. Todo se sigue manejando de forma reactiva.
¿Qué busca el control de advertencia?
La Contraloría para lo ambiental quiere que
los ministros de Ambiente y Salud, la directora de la Autoridad de
Licencias Ambientales (Anla), el Ministerio de Minas, la Agencia
Nacional de Minería y el director general de la Autoridad Nacional de
Acuicultura y Pesca, Julián Botero, sean conscientes de esta situación.
Ellos son los que deben y pueden tomar medidas.
Javier Silva Herrera
Redactor de EL TIEMPO
Redactor de EL TIEMPO
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